Los príncipes azules de hoy en día no llevan
yelmo ni armadura, no dominan la espada, ni son expertos jinetes. Tampoco
libran épicas batallas, ni salvan a damiselas en peligro, ni son víctimas de
hechizos que los transforman en sapo. Aunque algunos sí salen rana, eso no
puedo negarlo.
Los príncipes azules de hoy en día son hombres
normales y corrientes, a los que a diferencia del resto, no les aterra hablar
de sentimientos. Si bien no poseen títulos nobiliarios, se comportan como
auténticos caballeros. Abren puertas y ceden el paso, regalan rosas y golosinas
y, lo más importante, tienen el don de hacernos sentir especiales. ¿Cómo lo
consiguen? No puedo explicarlo; solo ellos lo saben.
Muchos pensaréis que tal reflexión es pura
fantasía. Pero existe una gran diferencia entre idealismo y realismo. Pues
idealismo es buscar un príncipe
azul, que probablemente nunca aparezca. Y realismo, no es otra cosa, que saber reconocer
a uno cuando se cruza en nuestro camino. Porque los príncipes azules son
imposibles de encontrar; son ellos
los que nos encuentran. Y es ahí donde reside la magia. Es por eso, que yo creo
en los cuentos de hadas.
espero que tú encuentres el tuyo o él te encuentre a ti, porque te lo mereces ;)
ResponderEliminarUn saludo Eva.