viernes, 27 de febrero de 2015

La mujer, ese gran desconocido

"La mujer, ese gran desconocido", reclamo principal del programa "El Hormiguero" (yo que soy muy fan de esos momentos en los que los colaboradores alzan la mano y miran al cielo), concretamente de la sección "El Quiosco", donde analizan revistas para mujeres (Cosmo, Ana Rosa y similares). Para ellos, la mujer es un ser de otro planeta. En su espectáculo de monólogos "Tres calaveras huecas", estos chicos acabaron de convencerme. 

Empecemos por las madres que, en palabras de Marron, "son extraterrestres". Entre sus múltiples habilidades, está la semántica, esa capacidad que tienen para cambiar el género a las palabras, sobretodo cuando dan reprimendas ("ni cosa ni coso"). Las madres están dotadas de una increíble "insensibilidad al tacto", osadas como son para meter la mano en recipientes ardiendo (y no quemarse). En lo que respecta al gusto, se comen todo aquello que queda en el plato; y aunque sea repugnante, para ellas, siempre es "riquísimo, la mejor parte".

Sigamos con las novias que, en palabras de Damián, "son un poco cabronas". Además de contarles a los chicos "cosas propias"; les cuentan las de ellos; relatan lo que pasa por si el otro no se percata. La típica frase de "cariño, llevas ya tres cervezas... ¿no te estarás pasando?". En cuanto al "tonteo", las mujeres (que son así de "perracas") lo "practican" con hombres que no le gustan, incluyéndose el abrazo por detrás en la oficina (cuando el hombre está sentado y la mujer le pone la parte blanda en la espalda; para ellos, "una gran putada").

Acabemos con las suegras (en este caso, gallegas) que, en palabras de Juan, "ponderan el amor que sientes hacia su hija por la cantidad de comida que eres capaz de ingerir". Las bromas del "moco-condón" y "el Mortadelo" van aparte (he de contároslas por privado). Y de regalo, la respuesta a esas preguntas que se formulan todas las mujeres. ¿Cuál es el principal órgano sexual femenino? El cerebro, lo habéis adivinado. Y aún mejor... ¿cuántas calorías tiene el semen?; la respuesta "en cucharadas". Se admiten apuestas.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Adam y Eva

Sobre gustos no hay nada escrito, cada mujer tiene sus preferencias; a unas le gustan rubios, a otras morenos, a unas los cachas y a otras, los "tirillas". Sin embargo, hay un hombre que a todas las mujeres vuelve locas; con un sex-appeal especial, único sobre la faz de la tierra. Con razón, la revista People lo ha nombrado "el hombre más sexy del planeta". Adam Levine, líder de Maroon 5.

Pues bien. El hecho de que este chico triunfe de forma masiva entre el sexo femenino, nunca me ha parecido casual, me ha llevado a preguntarme qué es lo que tiene que lo hace tan irresistible. Después de mucho pensar, he llegado a la siguiente conclusión. Y es que Adam, primer hombre según la Biblia, tiene todas las características que una mujer pueda desear; como dicen por ahí "no le falta de ná".

Empezando por sus atributos físicos, diré que Adam Levine tiene el encanto de un "bad boy" (sobre los cuales he escrito anteriormente), acentuado por tatuajes y barba de tres días, lo que le aporta un lado salvaje e increíblemente sexy. Masculino y seductor; con mirada sugerente, de esas que desnudan a quien se le ponga enfrente. Grunge-casual las más de las veces, elegante en ocasiones. Ni un gramo de grasa, la fibra necesaria. Ese estilo desaliñado pero tremendamente cuidado, un rockero moderno.

Siguiendo con su carrera, Adam es un músico y compositor reputado a nivel mundial (os remito aquí a mis posts "El encanto del músico" y "Profesiones de éxito"). Con una voz muy personal y una forma característica de moverse en el escenario. Un triunfador a todos los niveles; también actor y diseñador de ropa. El paradigma del hombre polifacético, del sigo XXI. Uno de esos "tíos" que con sólo aparecer, lo tiene todo hecho. Y es que por él suspiran las mujeres del planeta, sean anónimas o famosas.



lunes, 23 de febrero de 2015

La velocidad del corazón

Al corazón (deportivo rojo), la mayoría de las veces, es difícil alcanzarlo. Cuando alberga sentimientos verdaderos, corre a toda velocidad. Pasa de cero a mil en un instante, "todo o nada"; el potencial de excitación de una membrana. La razón (tractor amarillo) suele ir por detrás, lo sigue de lejos, aunque en ocasiones, pueda pisarle los talones. El corazón, hay quien lo entrega por completo, quien sólo comparte "pedazos". Lo que está claro es que no hay quien lo controle, "va por libre", es indomable.

No sé si os habéis fijado que "la carrera del amor" funciona al contrario que las demás carreras. El corazón esprinta al principio y hace gala de su resistencia para llegar a la meta (relación duradera). Cuando las relaciones empiezan; el corazón enérgico, se lanza a la carrera. "Mete la primera", acelera, se revoluciona en segundos; necesita cambiar de marcha y en poco tiempo, sube a segunda, tercera... Con el paso del tiempo, el corazón se apacigua. "Mete la quinta/sexta", mantiene una velocidad constante y circula tranquilamente por la autopista del amor; lo hace "a ciegas".

A veces, el corazón se desorienta, se encuentra en una encrucijada, no sabe que camino tomar. A veces, los avatares de la vida, hacen que se desvíe en la primera, segunda o tercera salida, que cambie de rumbo. A veces, el corazón se cansa, pierde velocidad y entonces la razón que, siempre va detrás, aprovecha y le adelanta. En algunas ocasiones, el corazón se agota y "se para"; quizás arranque de nuevo o quizás se quede parado para siempre. En otras, el corazón incombustible circula en línea recta, sin tomar desvío alguno; su gasolina, el amor de la otra persona.

Para el corazón no existen límites ni tampoco plazos; poco importa el tiempo empleado en "sentir algo" (horas, días o semanas); poco importa "el cuanto" (mucho, poco o nada). El corazón lo mismo se acelera en un instante, que frena en seco, que se rompe en mil pedazos (yendo a toda velocidad, el riesgo de accidente es alto). Sin embargo, el corazón no se amedrenta; se arriesga, es temerario. Solo la euforia que siente en la "pole de salida" y la fortaleza que adquiere durante la carrera; hacen que merezca la pena, aun cuando no se visualiza la meta.

martes, 17 de febrero de 2015

El color proscrito

Hoy quiero hablaros de mi color favorito; un color proscrito, rechazado por muchos, discriminado incluso. Pueda ser porque en la Edad Media se emplease para alertar de la peste (en barcos y ciudades), porque el mundo cristiano lo asociase a lo diabólico (el azufre de los infiernos) o porque a la "prensa del corazón" (morbosa por definición) se la denomine con este color ("yellow press"). La superstición más extendida, sin embargo, pertenece al ámbito del teatro, donde el amarillo está vetado (ya que el dramaturgo francés Molière murió vestido de este color).

El amarillo es, por excelencia, el color de las contradicciones (quizás por eso, mi preferido); el más inestable de los colores primarios (azul y rojo). Por un lado, el amarillo es el color de la diversión, la amabilidad y el optimismo; la prueba está en los emoticonos y "smile faces". Es también el color de la luz, representa la sabiduría en la cultura islámica y la razón en la tradición europea. Además, estimula la creatividad y hace que se agudice la percepción, al tiempo que, mejora la concentración.
Es el color de lo espontáneo y de la impulsividad (el color de los rayos); llamativo de lejos e irritante de cerca, ha sido adoptado como el color de las señales de advertencia (sustancias tóxicas y tarjeta amarilla en el fútbol). Por otro lado, el amarillo es el color de la envidia, los celos y la inseguridad. En inglés, "yellow" significa también cobarde; a la risa falsa, los franceses le llaman "risa amarilla".

En la antigua Grecia, el amarillo era el color de los dioses (Helios, Apolo...). En la época medieval, se convirtió en el color de los proscritos; prostitutas, herejes y madres solteras. En el ámbito de la política, se ha identificado con los traidores (por llevarlo Judas Iscariote). En el mundo académico, era el color de las togas de los científicos (ahora de los médicos). En el ciclismo, identifica al ganador del Tour de Francia ("maillot amarillo").
En EE.UU., existe la costumbre de colocar un "yellow ribbon" cuando una persona querida se va a la guerra, en señal de respeto y buenos deseos. En Asia, en cambio, el amarillo es el color de la felicidad, de la gloria, de la armonía y de la cultura. Los chinos ven en el amarillo la fuerza natural dispensadora de vida; el amarillo es el color imperial, el de la alfombra de los soberanos (no es roja como en Occidente). El amarillo es el color no solo de la riqueza sino también el de la lealtad y la incorruptibilidad ("oro amarillo").

Yo, personalmente, me quedo con el simbolismo del color amarillo en lo que se refiere a las auras. El individuo "amarillo" es una persona sociable y atenta, de pensamiento lúcido y brillante; que por pensar en mil cosas a la vez, se despista y se olvida de lo más simple. Siempre está persiguiendo alguna idea; por loca que parezca, espera convertirla en realidad. Disfruta con los debates, escuchando y opinando sobre cualquier cosa. Es un buen estudioso, disfruta aprendiendo y estando con otras personas. Es muy creativo y se le dan muy bien los trabajos en los que tenga que expresarse continuamente. Por todo eso y más, que viva el amarillo.

viernes, 13 de febrero de 2015

Confesiones de una mujer enamorada

Cuando me mira, me habla. El tiempo se detiene y nuestros ojos, abren las puertas a nuestras almas; entonces, ya no necesitamos las palabras. Cuando lloro, llora él; y son sus ojos, los que derraman mis lágrimas. Cuando río, ríe él, y de su boca, salen mis carcajadas. Cuando le digo "no me dejes, no te vayas" y él, quiere decirme "esas dos palabras". Cuando me abraza, me quedo callada; oigo latir mi corazón en su pecho; y en ese momento, me doy cuenta de que estoy enamorada.

Cuando estamos separados, pienso en él, y una "sonrisa tonta" se dibuja en mi cara; ando "torpe" y despistada; feliz "en la parra". Cuando algo importante me pasa, siento la necesidad de contárselo a él en primera instancia. Cuando pasamos días sin vernos, caigo en la cuenta de que lo echo en falta. Cuando hablo de él a mis amigos, se me ilumina la cara. Cuando sueño con él, es porque es parte de mí. Nada puedo hacer ya, es a él a quien "esperaba".

Cuando estamos juntos, no me importan los demás, no atiendo mensajes ni llamadas. Cuando pasamos horas y horas hablando y más horas, sin decir nada. Cuando hacemos cosas juntos, el tiempo vuela, "me sabe a poco", no me rinde nada. Cuando tiene un detalle conmigo; cuando es tierno, me quedo anonadada. Cuando me doy cuenta que la realidad es mejor que cualquiera de mis sueños. Él llena mi vida de "primeras veces"; para él, tenía muchas cosas guardadas.

Cuando se preocupa por mí, me hace sentir querida y protegida, una niña entre sus brazos. Cuando me acaricia, me hace sentir segura y deseada, mujer, al fin y al cabo. Cuando me escucha y se interesa por mis cosas, tengo ganas de confesarle todo, de no guardarme nada. Cuando dice que me querría igual "vieja, gorda o sin dientes"; que lo que le gusta de mí va más allá del físico, de la personalidad; mi capacidad de amar es lo que él ama. Entonces, me doy cuenta, de que soy muy afortunada. 

viernes, 6 de febrero de 2015

La inteligencia es un prisma

Si hay algo que siempre tuve claro es que la inteligencia no tiene una única cara; aunque el sistema educativo en particular y la sociedad en general, se empeñen en creerlo. No es más inteligente el que mejores notas saca, ni el que ocupa un puesto importante (vease, los políticos) ni el que tiene más dinero y "vive mejor". Estos logros pueden asociarse a la memoria, al ingenio, al descaro e incluso a la suerte, pero no, a la inteligencia. He aquí, sus mil caras: sentir, expresar, asociar e interactuar.

SENTIR. "Inteligencia musical" (oído); percibir, distinguir y expresar. Personas innovadoras y creativas que silban, cantan y tocan algún instrumento; la tienen los cantantes, compositores, músicos y bailarines. "Inteligencia kinestésica" (oído y tacto); usar el cuerpo para expresar ideas, realizar actividades o resolver problemas. Personas expresivas y ágiles que se mueven por sensaciones corporales, improvisan y utilizan el tacto; la tienen los deportistas, artesanos, cirujanos y bailarines.

EXPRESAR. "Inteligencia lingüístico-verbal" (oído); usar las palabras, narrar historias, dominar el lenguaje. Personas con buena memoria que leen, escuchan, hablan; la tienen los actores y escritores. "Inteligencia espacial-visual" (vista); procesar en 3D, pensar en imágenes y representar ideas. Personas que dibujan, esquematizan y disfrutan del arte; la tienen los cirujanos, pintores y fotógrafos.

ASOCIAR. "Inteligencia lógico-matemática" (vista); manejar números, comprobar hipótesis, deducir conclusiones. Personas con capacidad abstractiva, buscan analogías y solucionan problemas; la tienen los científicos, filósofos e investigadores. "Inteligencia naturalista" (vista, oído, tacto, olfato); descubrir patrones y captar sistemas naturales. Personas "sensibles a la vida", que salen al campo, hacen anotaciones, exploran; la tienen los biólogos, VETERINARIOS, forestales.

INTERACTUAR. "Inteligencia intrapersonal" (con uno mismo); reflexionar sobre las propias motivaciones y respuestas emocionales. Personas reflexivas y analíticas que trabajan bien en soledad, necesitan su espacio; la tienen los filósofos, psicólogos y religiosos. "Inteligencia interpersonal" (con los demás); comprender y conocer a otros. Personas empáticas, con habilidades comunicativas que cooperan, trabajan en grupo y actúan de mediadores en conflictos; la tienen los vendedores, profesores y terapeutas.

Como véis, los distintos tipos de inteligencia se solapan continuamente; son las caras de un prisma. Es por eso que, no entiendo el porqué de separar unas y otras; la típica frase "de ciencias o de letras" (por qué no ambas, digo yo). El conocimiento es uno aunque las vías son varias; quizás, las "ciencias de la vida" constituyan una especie de intersección (un campo donde es fácil observar la asociación). A mí, por ejemplo, me gusta "investigar", relacionar cosas; y me gusta más, expresarlas. Al igual que dedico tiempo al autoconocimiento (individual), disfruto comunicando (social). Cierto es que no entiendo de perspectiva, no sé dibujar; pero escribir, no es que se me dé mal. Las matemáticas que conozco, intento extrapolarlas a la música, obteniendo algún que otro resultado prometedor. A veces, soy yo quien crea problemas (filósofa); otras veces, quien les busca solución (científica). Lo que tengo claro es que SIENTO (PERSONA); veo, oigo, toco y huelo el mundo que me rodea; bendita profesión.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Meth-amor

El amor, a diferencia de lo que estamos acostumbrados a ver en las películas, no siempre llega de repente. Quizás esto ocurra con el primer amor, el que nos cambia la vida, el que despierta sentimientos desconocidos hasta el momento (alegría y angustia), el que nos abre las puertas del autoconocimiento. En este caso, el amor constituye una experiencia inolvidable, que creemos irrepetible e inigualable. Cuando confundimos el amor con el enamoramiento, no discernimos ambos conceptos. Nos enamoramos pero no amamos, y si lo hacemos, es desde la impaciencia y la locura. Idealizamos al otro, no sopesamos nuestras acciones, nos tiramos a la piscina sin agua, somos kamikazes.

En la mayoría de casos, sin embargo, el amor es un sentimiento que se "fragua a fuego lento", alimentado por la admiración hacia la otra persona, el deseo de compartir o la necesidad de amar de ambos miembros. El amor no siempre aparece sin esperarlo; a veces, evoluciona a partir de la amistad. El amor no siempre nos arrebata y nos agota; a veces, nos da paz y nos reconforta. El amor no llega sólo para desbaratar nuestros planes; a veces, el amor llega para acabar de definirlos. Cuando diferenciamos el amor del enamoramiento, discernimos a la perfección ambos conceptos. No sólo nos enamoramos, sino que también amamos y lo hacemos, desde la calma y la cordura. Vemos al otro tal y como es, sopesamos nuestras acciones, nos tiramos a la piscina medio vacía, somos temerarios.

A este respecto, me planteo cuan distintos son los pilares de los amores de juventud y el verdadero amor, el adulto (por supuesto, sin menospreciar ninguno de ellos). La diferencia entre ambos no radica, a mi modo de ver, en la pasión con la que los vivimos, que puede ser igual de intensa una, dos o mil veces (tantas como nos enamoremos). La diferencia está en cómo los concebimos, en las expectativas que tenemos sobre unos y otro, en lo que anhelamos que aporten a nuestra vida. Es por eso que, el amor adulto es una forma de "meth-amor", que hace que reflexionemos, ya no sólo sobre nosotros mismos, sino sobre la naturaleza de dicho sentimiento ("meta", más allá del amor) y sobre la necesidad (e incluso adicción) que tenemos de la otra persona, que se adueña de nuestros pensamientos, que hace que perdamos la noción del tiempo, que nos olvidemos del mundo que nos rodea; esos son, queridos amigos, los efectos de las drogas.

Hay casos (una minoría) en los que el primer amor evoluciona hasta convertirse en el amor verdadero; cuando el sentimiento es fuerte y las circunstancias lo favorecen. En este caso, se trata del único amor de nuestra vida; el primero y el último, el que no ha conocido más, simplemente tiene esa certeza. Hay otros casos (una mayoría) en los que el amor verdadero llega después de unas cuantas experiencias fallidas, que nos conducen hasta el que probablemente sea el amor de nuestra vida. En este caso, habremos experimentado, aprendido y fracasado, para finalmente, tener la certeza de que esa persona es la mejor que podríamos haber encontrado. Este amor no es el primero pero sí, el último, que al fin y al cabo, es el que importa.

lunes, 2 de febrero de 2015

Las curvas del amor

Cuando la gente me pregunta cual es mi profesión, me gusta responder "investigadora de la vida". Con este término no me refiero a la investigación en ciencias (de la vida), a la que me dedico en mi trabajo; sino a la investigación en las relaciones humanas, a la que me dedico en mi tiempo libre y es, si cabe, aún más fascinante. Mientras que la investigación en ciencia se fundamenta en la observación de la naturaleza, la "investigación en la vida", se basa en la observación de las interacciones humanas. Ambas parten de la observación y en ambas, es posible establecer patrones; aunque en el segundo caso, sean difícilmente demostrables por estar implicados los sentimientos.

Buscando asociaciones entre elementos aparentemente desligados, me he percatado de la relación existente entre las matemáticas y el que viene siendo nuestro sentimiento favorito, el amor. Cómo llegué a establecer semejante asociación es un misterio (apareció de repente); lo que sí, es que la idea surgió fruto de una interesante conversación.
Os explicaré lo que he descubierto, y es que el amor es una función que se puede representar. A pesar de que son muchos los factores que condicionan la f(amor), el más importante es el hecho de ser o no correspondido; lo que genera una curva exponencial o hiperbólica, respectivamente. La variable independiente, que no podemos controlar, sería el amor del otro (eje x). La variable dependiente, condicionada a la anterior, sería el amor que nosotros sentimos (eje y).

AMOR CORRESPONDIDO. CURVA EXPONENCIAL. Cuando la otra persona nos corresponde, nuestro amor crece de forma ilimitada; diría yo, tiende al infinito. Es una curva similar a la del crecimiento demográfico.

AMOR NO CORRESPONDIDO. CURVA HIPERBÓLICA. Cuando la otra persona no nos corresponde, nuestro amor crece hasta alcanzar un máximo, por encima del cual, "no va más". Es una curva similar a la de la saturación enzimática.



Como véis, en ambos casos existe una primera fase de crecimiento rápido, lo que se traduce en la posibilidad que tenemos de amar a otro (y hacerlo de verdad), aun no siendo correspondidos. La diferencia radica pues en la segunda fase, en la que el crecimiento de nuestro amor sólo es posible si existe retroalimentacíón por la otra parte; en ausencia de la cual, se estanca. En el segundo caso, la probabilidad de que la función decrezca, esto es, caiga en picado, es significativamente mayor.