sábado, 25 de enero de 2014

Friendship never ends

Ya lo decían hace unos años las Spice girls; y es que la verdadera amistad, nunca termina. La mayoría de la gente piensa que el tiempo y la distancia debilitan las relaciones; a mi parecer, es justo lo contrario, las fortalecen. No negaré que "el roce hace el cariño" y cierto es que la amistad nace de circunstancias comunes; pero cierto es también, que se pone a prueba cuando la vida separa a las personas.

Uno de los grandes temores que tiene la gente al iniciar una nueva etapa en su vida es perder a sus amigos como consecuencia de la separación. En mi opinión, es algo normal cuando tienes dieciocho años y dejas el instituto. En ese momento, piensas que aquellos que te rodean siempre serán imprescindibles en tu vida. Y entonces surgen promesas del tipo "nos vamos a ver mínimo una vez al mes" o "seremos amigos para siempre". La experiencia me ha demostrado que lamentablemente no es así. Algunos afortunados conservan a sus amigos del instituto, pero la gran mayoría de las personas les pierden la pista o, en el mejor de los casos, les siguen de lejos a través de las redes sociales.

Aprender esta lección no es nada fácil; pero es un proceso clave en la maduración personal. De repente, descubres que tienes que empezar de nuevo y que no cuentas con más compañía que contigo mismo. Tras un breve (o no tan breve) período crítico, sigues adelante y conoces nuevas personas, igual de buenas o incluso mejores. Con esto no quiero restar importancia a las amistades de la adolescencia, ni mucho menos; pues fueron fundamentales en ese momento de nuestra vida, en el que definimos nuestra personalidad y nos conocemos a nosotros mismos. Pero es después cuando descubrimos que "nuestra vida sigue" sin esas personas en ella.

Y con esta lección aprendida, llegamos a la universidad. Hemos madurado y ahora sí, estamos preparados para establecer relaciones verdaderas. Durante varios años compartimos momentos de diversión y como no, momentos de desesperación. Momentos que, en todo caso, nos unen para siempre. La gran diferencia es que ahora, como adultos, ya no tememos la separación. Asumimos que nuestras vidas han de seguir su curso; y sabemos que, aunque no los veamos tanto como desearíamos, nuestros amigos estarán ahí para siempre. Y cuando nos rencontremos, será como si el tiempo no hubiera pasado; seremos los mismos y también habremos cambiado. Pues a las viejas preocupaciones, como el uso de profilácticos, añadiremos otras nuevas, como por ejemplo el crecimiento demográfico.




1 comentario:

  1. Tengo curiosidad por saber cuál ha sido tu proceso para escribir del modo en qué lo haces. Es muy limpio y evoca imágenes claras en mi mente.

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