domingo, 12 de enero de 2014

Mi otra mitad

¿Os habéis preguntado alguna vez quién es esa persona cuya ausencia nos hace sentir incompletos? Os daré una pista; es la misma persona que tiene la capacidad de sacar lo mejor y lo peor de nuestro carácter. A la que muchas veces desearíamos perder de vista; pero sin la cual no podemos vivir. Con esa persona compartimos todo, la mayor parte de nuestra vivencias e inquietudes e incluso, el útero materno. ¿Sabéis ya de quién estoy hablando?

Es difícil explicar que significa un hermano a alguien que no lo tiene. Porque un hermano no se puede definir; únicamente se puede sentir. De la misma forma, diré que nunca sabré cómo es ser hijo único, lo cual a mi modo de ver supone un gran desafío; pues afrontar en soledad los avatares de la vida tiene que ser difícil. Es por eso, que invito a aquellas personas que se encuentren en dicha situación a contármelo.

Relaciones fraternales hay tantas como personas en el mundo. Ser el hermano mayor, no es fácil, especialmente si tu hermana pequeña se llama Eva. Quizás no os sintáis identificados con lo que os voy a contar, porque a lo mejor no los veis tanto como os gustaría o simplemente no habéis alcanzado ese nivel de confianza.Pero a todos los afortunados que tenéis un hermano, he de deciros algo: no perdáis más tiempo, esforzaros por conocerlo, compartid experiencias, descubrid qué pueden aportar a vuestra vida. Estoy segura que más de uno se llevará una gran sorpresa.

Uno de los momentos más difíciles para mí al empezar la universidad, fue despertarme una noche y descubrir que mi hermana no estaba en la cama de al lado. Eran muchas las cosas que echaba de menos; os contaré unas cuantas. Jugar con ella a las películas antes de dormirnos, susurrando en la oscuridad para que mi padre no nos petase en el tabique. Meterme en su cama cuando veíamos una película de terror y tenía miedo, y que ella me mandase de vuelta a la mía. Escucharla hablar en sueños y contarle al día siguiente qué había dicho. Oírla quejarse por dejar mis zapatillas en el medio del pasillo o mis gafas fuera de la funda.

A día de hoy, me he acostumbrado a que no durmamos juntas; lo que no significa que no lo añore. Porque mi hermana es la persona a la que más admiro en este mundo, la que mejores consejos me da y, lo más importante, la que me abre los ojos a la realidad que a veces me niego a ver. Porque cuando ella no está, algo me falta. Pensaréis vosotros... ¿Qué es lo que te falta? MI OTRA MITAD.

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