domingo, 30 de marzo de 2014

Guía rápida para conocer Galicia

Ayer fui a ver "Ocho apellidos vascos", esa película de la que todo el mundo habla y que, por cierto, recomiendo encarecidamente si queréis pasar un buen rato y echaros unas risas. Sin ánimo de "espoilear", os adelantaré que se trata de una hilarante caricatura de los pueblos vasco y andaluz, en la que reconocemos los arquetipos del norte y sur de España, tanto en apariencia como en carácter. Si bien ciertos rasgos de unos y otros se exageran hasta la parodia, constituyen un fiel reflejo de la personalidad de los habitantes de cada una de estas regiones. Sea consecuencia de las condiciones climáticas, sea como fuere, existen diferencias evidentes entre comunidades. Pues cada una posee sus características propias, sus gentes, su gastronomía, su cultura y su forma de ver la vida. He aquí los rasgos más destacados del pueblo gallego.

No hay más que ver el parte meteorológico (mejor si lo da Pemán) para darse cuenta de que la mayor parte de las borrascas que entran en España, lo hacen a través de Galicia. Pues bien, uno de los rasgos más importantes de los gallegos es que se han acostumbrado a la lluvia. Mientras que unos han convertido el paraguas en complemento básico de su atuendo (que se lo pregunten a los santiagueses, por ejemplo); otros, hartos de luchar contra el viento, optan por dejarlo en casa y prefieren mojarse (habitantes de zonas costeras en general, coruñeses y moradores de las Rías Baixas en particular). En cuanto a las temperaturas, los lucenses soportan el frío como nadie, y en zonas de montaña (en ocasiones en la propia capital), conviven con la nieve como si de esquimales se tratase. Los ourensanos, por otra parte, nos hemos habituado al extremo calor que nos asola en los meses de verano (recordemos que con frecuencia batimos el récord de andaluces y canarios).Y los vigueses, a los altos niveles de contaminación existentes en la urbe (pudiendo añadir ruido, tráfico, etc.).

Aunque hay diferencias entre la costa y el interior, siendo por lo general los habitantes de zonas marítimas más habladores o extrovertidos (directamente relacionado con el turismo), el gallego estándar tiene tendencia a desconfiar, en un primer momento, de aquellos que no conoce. Cualquier foráneo en cualquier aldea de Galicia será recibido con frases del tipo "E logo tu... de quen ves sendo?". A pesar de la desconfianza inicial, al gallego estándar se le reconoce por ser un anfitrión excepcional, que abre las puertas de su casa para compartir el vino de su última cosecha (aguardiente o licor café) u ofrecer la prueba del jamón o de los chorizos del "cocho" cebado en casa. Dicho comportamiento propio del ámbito rural ha caido en desuso en las grandes ciudades, con niveles variables de esnobismo y desarrollo de idioma propio.

En lo referente a la comida, si por algo se caracteriza nuestra comunidad es por el gran tamaño de sus raciones y por el imperioso deseo de madres y abuelas de que estemos bien alimentados. El objetivo está claro, "canto mais gordo, mais fermoso". No hemos de extrañarnos si nos echan más comida en el plato cuando aún no hemos acabado con lo que tenemos delante; o si nos mandan de vuelta a casa con bolsas cargadas de fruta y productos de la huerta. El pescado y el marisco saben mejor en la costa, en Portonovo si preferimos las playas del Atántico; en Viveiro, si optamos por las del Cantábrico. Productos con denominación de origen los tenemos en las cuatro provincias, desde el "Queixo de Arzúa" hasta el "Pan de Cea" y ferias gastronómicas para degustarlos, cada fin de semana (agenda disponible en "Luar" y "A Revista"). Y es que a los gallegos, al igual que a nuestros vecinos de la cornisa cantábrica, lo que nos gusta es el buen comer.

Además de todo eso, los gallegos nos emocionamos con los anuncios de Gadis; contestamos con otra pregunta o con el tan laureado "depende"; cantamos al hablar (siendo necesario subtitular determinados testimonios en el informativo autonómico); calificamos a las personas de "riquiño" o "trapalleiro"; somos optimistas (malo será!), luchadores (algunos extremadamente "testáns") y leales amigos. Y lo mejor de todo, es que es posible encontrarnos en cualquier parte del mundo. Porque como decía Zapato Veloz, hay un gallego hasta en la luna.

1 comentario:

  1. encantoume a túa entrada Eva. Xenial redactada e moi ben descrita a nosa comunidade, cultura e xente, deixando perfectamente marcada a nosa idiosincrasia propia. Excelente. Foi un gustazo lerte, coma sempre. Unha aperta ;)

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