Hoy he leido un artículo sobre los acentos más seductores de España. Según este estudio, el madrileño es el preferido de las mujeres, seguido por el canario y el gallego. Pues bien. Independientemente del tamaño de la muestra y de lo significativo que puedan ser los resultados, me propongo desmontar, o al menos discutir, las conclusiones de dicho estudio, esto es, darle la vuelta. Por supuesto, avogo por el primer puesto para el gallego, con todos mis respetos a madrileños y canarios, a los cuales he tenido el placer de escuchar en varias ocasiones (dentro y fuera de sus fronteras), deleitándome con su acento.
A mi modo de ver, la razón de que el madrileño sea considerado como el acento más seductor, se debe a una combinación de personalidad y habla. Ese deje a medio camino entre el interés y el pasotismo y ese punto de chulería, que no insolencia, hacen a los madrileños irresistibles para cualquier mujer. Si a eso sumamos una voz grave tirando a ronca, tienen mucho ganado en el juego de la seducción. Sin embargo, creo que lo que realmente gusta a las mujeres es su actitud, la seguridad de la que hacen alarde, y no tanto su acento, esos sonidos guturales al pronunciar el famoso "ej que".
La medalla de plata es pues para el canario, a caballo entre lo caribeño y lo español. Un acento increíblemente dulce y meloso; tanto que a algunas, resulta "empalagoso". En mi opinión, el principal atractivo del canario es su exotismo, cuando no diferenciamos si ese hombre que habla es de este o del otro lado del Atlántico, isleño en todo caso. Es por eso que el acento canario nos hace pensar en las telenovelas (que unas aman y otras odian), en principes y princesas; al tiempo que nos resulta gracioso con esas palabras típicas suyas como "las cholas", "el mojo" o "la guagua".
Finalmente, se encuentra el acento gallego, que lejos de ser tosco y duro como el madrileño o embaucador como el canario, es cálido y sincero. El acento gallego es suave (a pesar del elevado volumen de la zona norte) y si por algo se caracteriza, es por su potente musicalidad, que "envuelve" a todo aquel que está escuchando, que le hace sentir como en casa. El gallego dispone igualmente de los apelativos más tiernos, expresa el más profundo cariño añadiendo a cualquier palabra eso, el sufijo -iño (de cariño). No creo que haya mujer en el mundo que se resista a que le llamen "pequena", "miña xoia" o "ruliña". Lo dicho, en el ránking como en la vida, los últimos serán los primeros.
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