miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sencillamente seductores

Así son los asturianos, así es Arturo Fernández; el eterno galán del que abuelas, madres e hijas se han enamorado. El conquistador por antonomasia, el don Juan del siglo XXI, un auténtico "womenizer". Un referente en las artes de seducción, un icono de la elegancia, cuando la persona se convierte en personaje (y es que Arturo Fernández es tan "grande" que en la ficción, hace de si mismo). Ese dominio del lenguaje, esos gestos de rufíán y esa forma de referirse a una mujer, con ese apelativo tan suyo, "chatina"; sencillamente inigualable.

La cuestión es que, en Asturias, existen hombres como Arturo Fernández. Me queda la duda de si Arturo Fernández es solo un representante de lo que viene siendo el "hombre asturiano" o si, por el contrario, con su estilo propio ha creado escuela, apareciendo imitadores suyos por todas partes. En todo caso, hablemos del "prototipo" del hombre asturiano. El hombre asturiano es caballeroso, educado y a pesar de lo elevado de su tono de voz, delicado. Se muestra siempre seguro de sí mismo, confía en sus capacidades, conoce al género feminino (al "enemigo") y de forma eficiente, con él se relaciona. No dice una palabra fuera de lugar, echa mano de la libre interpretación, juega con el lenguaje. El hombre asturiano, por norma general, "lleva la voz cantante", conduce la conversación a donde le interesa y sin demasiado esfuerzo, consigue lo que quiere; el hombre asturiano posee esa extraña capacidad, enigmático es su encanto. 

En lo relativo al amor, el hombre asturiano es a veces dulce; otras, apasionado. A nivel personal, abre su corazón; a nivel social, hace alarde. En lo relativo a la amistad, se emociona como el que más, lo da todo. El hombre asturiano no se acobarda, es valiente y entregado. El hombre asturiano no teme derramar unas lágrimas. El hombre asturiano es un hombre de ideas fijas, de impulsos, que actúa siempre "con el corazón en la mano". El hombre asturiano es un hombre de sólidos principios, entusiasta y motivado. El hombre asturiano tiene alta autoestima, se considera un "buen amante"; no importa la situación, su hombría va por delante. El hombre asturiano es fiel cuando se compromete, un hombre de palabra, "como dios manda". El hombre asturiano "es un truhán, un señor" el resto de las veces. El hombre asturiano siempre va de cara, no se calla nada, es sincero como nadie.

El hombre asturiano es fanfarrón como el que más pero también irresistible, aunque, a veces, cueste reconocerlo. El hombre asturiano no necesita que se le infle más el ego; lo trae de serie y eso, nos resulta encantador. El hombre asturiano puede hablar de sexo en términos no muy decorosos y que nos parezca tierno (aunque a este nivel, es un indiscutible caballero). El hombre asturiano tiene la habilidad de "encandilar" al personal, de hacerse querer, de ser recordado como un personaje entrañable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario