miércoles, 16 de septiembre de 2015

El universo de las emociones

Gracias a la película Inside out (Del revés) de Pixar, las emociones vuelven a estar de moda. Si bien solemos clasificarlas en positivas (alegría, amor y felicidad) y negativas (miedo, ira, tristeza y asco), no debemos considerar estas últimas como “malas”. De esta forma, lo negativo no se identifica siempre con lo malo y esa es una de las principales enseñanzas de la película. Gracias a la lectura del libro “Universo de emociones” de Punset y compañía he aprendido unas cuantas cosas a este respecto.

Por un lado, las emociones positivas se representan en la zona superior de los diagramas por dos motivos; las sentimos con menor frecuencia y son más difíciles de alcanzar que las negativas (el ascenso a la cima de las emociones pasa por vencer la fuerza gravitatoria). En realidad, las emociones positivas pueden reducirse a una básica, la ALEGRÍA (personaje principal de la película). Esta a su vez, se hace expansiva al amor y a la felicidad, siendo estas dos últimas, emociones extremadamente complejas. Según la película, es la única emoción innata, con la que nacemos; el resto las aprendemos como parte de nuestro comportamiento social.

Por otro lado, las emociones negativas se sitúan en la zona inferior de los diagramas, por ser más frecuentes y más potentes (el descenso a la fosa de las emociones está impulsado por la fuerza gravitatoria). Recordemos que se necesitan tres emociones positivas para anular una negativa. Dentro de este grupo, se encuentran la IRA, el MIEDO y la TRISTEZA, que poseen un elemento temporal diferenciador. Mientras que la ira es una emoción que se vive en el presente, el miedo va dirigido básicamente al futuro (anticipa un peligro inminente). La tristeza, por su parte, es una respuesta a un suceso pasado. Mención especial merece el ASCO, considerado también una emoción básica a medio camino entre el miedo (alimentos en mal estado) y la ira (conductas amorales).

Como los beneficios de las emociones positivas son de sobra conocidos, hemos de considerar los aspectos favorables de las emociones negativas. El miedo tiene como función aumentar las probabilidades de supervivencia siendo la huida la reacción más común. Gracias a la ira aprendemos a defendernos de lo que nos puede hacer daño y al mismo tiempo, sentimos indignación ante la injusticia y ganas de luchar para eliminarla; la ira nos predispone al ataque (que no a la violencia). La tristeza, por el contrario, es una emoción que no comporta ningún tipo de acción (salvo el llanto) pero actúa como una llamada de ayuda para captar la atención de los demás, siendo indispensable.


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