martes, 29 de septiembre de 2015

El sueño de cualquier madridista

Recorrer 1000 km en un fin de semana, pasar agobio en el metro y andar de aquí para allá, merece la pena cuando se trata de cumplir un sueño, sobretodo si ese sueño pertenece a un padre. Casi 60 años apoyando a su equipo en la distancia; la casa decorada con banderas, bufandas y posters varios y hasta un pijama blanco con el escudo del Madrid; así fue como mi padre pisó el Bernabeu, ataviado con camiseta y gorra, sollozando, entre gritos y llantos.

Madrid, 3 de la tarde. Faltan 3 horas para que empiece el partido y alrededor del estadio, la emoción ya es palpable. Un montón de puestos donde comprar bufandas, camisetas y "merchandising". Gente que circula en todas direcciones, customizada para la ocasión; gana el 7, "Ronaldo", seguido por Sergio Ramos. Un sinfín de fotos en la fachada principal (Fondo Norte) y un tour exterior al estadio. De repente, la policía corta el paso; los jugadores llegan en autobús, cristales tintados.

5 de la tarde. Acceso al campo, mastodóntica construcción que alberga más de "80.000 almas". El terreno de juego no es tan grande como parece en la tele. Suena música por megafonía, canciones de actualidad; el público se va animando. Un gran despliegue de seguridad en la grada y en el campo (policía, Cruz Roja, personal auxiliar...). Rugido de espectadores cuando los jugadores salen a calentar; a su saludo, pitadas y aplausos.

6.15 de la tarde. Inicio del partido; la mayoría son extranjeros en el anfiteatro. No hay comentarista; por los altavoces sólo se anuncian los cambios. En la pantalla, cronómetro y resultado (además de publicidad de Nivea Men y "Emiratos"). Es complicado diferenciar a los jugadores allá abajo; destacan Marcelo (Bob, actor secundario) y Cristiano (haciendo aspavientos, con botas rosas y andares de pato). Un segundo tiempo de infarto, 30 tiros a puerta y cero en el resultado. Un sueño cumplido.

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