miércoles, 10 de diciembre de 2014

Ellas los prefieren graciosos

Creen los hombres que tal afirmación no es más que un mito. Yo, como buena gallega, digo “depende”. Cuando hablamos de encuentros puntuales, las mujeres al igual que los hombres, dan prioridad al físico frente al carácter; de hipócritas es negarlo. Cuando hablamos de relaciones, en cambio, las mujeres a diferencia de los hombres, consideran que la simpatía, el hecho de que “las hagan reír”, es lo más importante. Científicos de la universidad de Maryland (EE.UU.) han desvelado el porqué.

Para empezar, la risa se manifiesta de forma sustancialmente distinta en los dos sexos. Las mujeres ríen, en general, un 126% más que los hombres. Lo curioso es que lo hacen en mayor medida cuando están con ellos que cuando están con sus amigas. Además, el volumen y la cantidad de las risas femeninas se intensifican en compañía de hombres desconocidos, pudiendo ser esto un vestigio de una conducta ancestral. Por otra parte, se sabe que los hombres se ríen más cuando están en compañía de sus amigos.

Estos diferentes patrones en los dos sexos sugieren que la risa podría ser un factor clave en la atracción, el emparejamiento y la reproducción humana. Cuanto más ríe una mujer con un hombre, mayor es su interés sexual en él. Por esta razón, cuando una mujer responde a la pregunta “qué es lo que más te gusta de él” diciendo “que me hace reír”, esto no debe interpretarse como una alternativa a la falta de atributos físicos del hombre, sino como una cualidad que incrementa de forma notable su atractivo.

Supongo que más de una vez habréis oído la siguiente frase “es tan gracioso que hasta me parece más guapo”. Pues bien, ahora la ciencia lo ha demostrado; que más allá de un cuerpo perfecto, la simpatía es un grado. Algo que yo misma he experimentado, fácil es comprobarlo. Basta con mirar alrededor y reparar en la cantidad de parejas de las que pensamos “ella es un pivón, no sé qué le ve, si no es guapo”. Mujeres físicamente espectaculares con hombres que no lo son tanto. He de decir que, al contrario, no sucede lo mismo.

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