lunes, 20 de abril de 2015

La infidelidad no tiene sexo

Un pensamiento muy generalizado es que los hombres son más infieles que las mujeres. Sin embargo, este precepto carece de base científica, pues la dispersión de los genes está inscrita en el ADN de ambos (recordemos que la especie humana es monógama por convención social). El hecho de que las estadísticas muestren normalmente mayores porcentajes de infidelidad entre el sexo masculino, se debe a que a las mujeres, por norma general, les cuesta más admitirlo. Analicemos pues en qué aspectos difiere la infidelidad entre ambos géneros.

Mientras que las mujeres suelen tener menos parejas sexuales, tienden a repetir "aventuras" con sus amantes. Los hombres, por su parte, se relacionan con un mayor número de parejas. Los expertos asocian dicho comportamiento a la búsqueda de comprensión y afecto que lleva a las mujeres a ser infieles; en el caso de los hombres, esta práctica está motivada por la reafirmación de la propia hombría. Los problemas de comunicación en la pareja son habitualmente la causa fundamental de la infidelidad femenina; en el caso de los varones, es la atracción física suscitada por otras mujeres.

Por otro lado, existen estudios que relacionan las tasas de infidelidad con el estatus económico de las personas; sean hombres o mujeres. Cuanto más dinero, mayor autonomía; mayores posibilidades de ser infiel. En este aspecto, estadísticas actuales sitúan los porcentajes de infidelidad en ambos sexos en torno al 50%, lo que supondría que en una de cada dos parejas, alguno de sus miembros es infiel. Estos números secundan la tendencia natural de la especie humana a la poligamia, que rige en la mayoría de especies animales.

Para terminar, me gustaría expresar mi opinión sobre el tema, un tanto controvertida quizás. A mi modo de ver, la fidelidad está sobrevalorada en la sociedad actual, que la identifica como uno de los mayores agravios a la pareja; en muchos casos, imperdonable. Ser infiel a alguien no es entregarle nuestro cuerpo a otro; ya que la atracción sexual no deja de ser un instinto animal. Ser infiel a alguien es entregarle a otro nuestra alma, confesarle nuestros secretos o cogerla de la mano por la calle. Al fin y al cabo, el sexo se puede tener con cualquiera; el amor, solo acontece en el seno de la pareja.

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