miércoles, 15 de abril de 2015

P.C.R.

En este post, no voy hablaros de biología molecular, sino del hombre más polifacético, trabajador y divertido que conozco, mi padre. P.C.R. nació en Trasalba (Amoeiro) hace más de 55 años. Huérfano de padre, era el benjamín de seis hermanos. Cuando ellos emigraron a los Países Bajos, él se quedó con su madre, leyéndole las cartas que le enviaban; ella era analfabeta y acabó por quedarse ciega. P.C.R. recuerda siempre lo bien que lo pasaba jugando en el patio con las pistolitas que sus hermanos le regalaban.

De niño, P.C.R. era muy bueno haciendo dictados y las operaciones básicas, le gustaban. A veces, se saltaba las clases para ir con las vacas al monte; los animales le encantaban y con cinco añitos, estaba entre ellos, "en su salsa". Ayudaba al cura en la misa; labores de monaguillo remuneradas con monedas de duro que se gastaba en el futbolín del pueblo, del que se convirtió en un auténtico profesional. P.C.R. recuerda siempre la primera vez que lo llevaron al cine a Ourense, al "Xesteira"; de excursión.

De joven, P.C.R. regateaba como nadie, jugando al fútbol de tercera. Iba con los colegas de verbena en verbena; con su "camisa de ligar", sacando a las chavalas a bailar. Fue en varias ocasiones "comisionista" del lugar, el primero en llevar a Trasalba la "París de Noia". Construyó un baño en casa y poco a poco, con sus manos, la empezó a restaurar.
En sus inicios, trabajó en un taller mecánico, donde su pasión por lo coches empezó a despuntar (en aquel tiempo, tenía un R8). Más tarde, se convirtió en peón de albañil, llegando a ser "oficial"; su legítima profesión. P.C.R. recuerda siempre que, si no fuese por su madre, habría sido bombero.

De adulto, P.C.R. pasó de jugar al fútbol a "entrenar"; de jugar con los solteros, a hacerlo con los casados. Iba a los partidillos los domingos, era célebre en los campos de tercera regional. Fue y sigue siendo en el pueblo, el "animador" oficial; se hace con el micro del de la orquesta y se pone a cantar. Transformó las "cortes" en bodegas; moviendo piedras de aquí para allá; a día de hoy, "na súa casiña, segue a traballar". Con la pañoleta en la cabeza, a tomar café y a jugar la partida, va al bar.
Hace años, estuvo en las carreteras y finalmente, se pasó al mundo de las vallas de publicidad. Cambió el R8 por un Seat 124, luego por un Opel Astra y por último por un Seat León; su coche actual. P.C.R. dice siempre que cuando se jubile, como Sancho Panza, en un caballo va a pasear.

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