domingo, 15 de junio de 2014

Yo solo quiero darte un beso...

A estas alturas, supongo que este estribillo os será más que familiar. Si en su momento os hablé de los abrazos, hoy quiero compartir con vosotros los múltiples beneficios de los besos. Estos constituyen una forma sublime de comunicación entre las personas, una manera preciosa de dar y recibir afecto. Los besos pueden ser dulces o apasionados, castos o traviesos, transportadores o decepcionantes; en todo caso, un beso es algo íntimo, que nos atrapa y nos "desarma". En el plano amoroso, los besos son una herramienta fundamental que nos permite descubrir si somos compatibles. No habéis oido por ahí eso de "lo sabrás cuando te bese"? Una afirmación con veracidad científica, sin duda alguna.

Los besos, tal y como han comprobado numerosos estudios, son buenos para la salud. Contribuyen a la reducción de la presión arterial, sobretodo los besos apasionados en los que el corazón late con fuerza. Eliminan los calambres y dolores de cabeza, al aumentar la irrigación en el cuerpo, constituyendo una alternativa "orgánica" al uso de antiinflamatorios (información de interés para alérgicos). Ayudan a combatir las caries al estimular el flujo de saliva a la boca, y son más divertidos que hacer gárgaras (bueno, a lo mejor no). Tonifican la musculatura facial, retrasando la formación de arrugas (un beso apasionado moviliza un total de 30 músculos); y son más baratos que un "lifting".

Los besos amplifican el estado de bienestar; ya que desencadenan la liberación de endorfinas (las famosas hormonas de la felicidad). Relajan, restablecen y revitalizan (una alternativa al consumo de chocolate). Son una buena forma de gastar energía, sin levantarse del sofá. Según los expertos, "una sesión de besos apasionados puede quemar de 8 a 16 calorías por beso". En último término, fortalecen la autoestima, haciéndonos sentir amados y conectados. De hecho, existen estudios al respecto, que relacionan los besos con factores como por ejemplo el rendimiento laboral.

Cada vez son más las evidencias que confirman que los besos son mucho más que una fuente de placer inmenso; elixir de juventud y felicidad. Muchas personas coinciden al calificar su primer beso como una experiencia inolvidable, más trascendente incluso que su primera relación. Este no es un hecho casual. Quizás fuese un torpe roce de labios en el patio del colegio, quizás un desbocado intercambio de saliva en la esquina de una discoteca; o tal vez un romántico acercamiento a la luz de la luna. En todo caso, el primer beso nunca se olvida; es uno de esos que nos cambian la vida (aunque no el único).
A mí, personalmente, los besos que más me gustan son los de los bebés, empapados de babas, restos de potitos y con olor a "Nenuco". Cuales son los vuestros?

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