lunes, 30 de junio de 2014

El amor en los tiempos del Whatsapp

Tomo el título de la novela de García Márquez y lo traslado al siglo XXI, para reflexionar sobre como la tecnología ha cambiado nuestra forma de relacionarnos. El amor ya no es lo que era. Y no me refiero al  "amor cortés", extinto siglos atrás, perfecto e idílico. Me refiero al amor de la época de nuestros padres; imperfecto quizás, pero en todo caso real (y no virtual). Un amor que, a mi modo de ver, nunca volverá. Y que tanto nosotros como nuestros hijos, conoceremos a través de las historias de nuestros padres y abuelos.

Antes la gente escribía cartas, se conformaba con encuentros casuales; las relaciones eran "íntimas"(cosa de dos), avanzaban despacio (quizás demasiado, es cierto) y existía tiempo para reflexionar y echarse de menos. Estar incomunicados pero sentirse en conexión, pensamientos duraderos (con gasto y con esfuerzo). Abrir un sobre con su olor. Esperarse a la luz de la luna (y no desesperar). Ansiar un beso. Tocar y sentir. Emoción sobre información. Cuando lo bonito duraba eternamente. Las personas hablaban cara a cara, los matices enriquecían el mensaje; las palabras sobraban cuando lo importante eran las miradas. La gente expresaba sus sentimientos sin esconderse. Tener a esa persona enfrente y decirle "te quiero". Tener a esa persona enfrente y decirle "no te quiero". Ser valiente.

A día de hoy, el amor ha cambiado; la gente ya no escribe cartas, un "Whatsapp" es suficiente para quedar; las relaciones son "públicas" (gracias a nuestro estado en Facebook cualquiera puede opinar sobre ello); avanzan vertiginosamente y ya no existe tiempo para la reflexión, ni tampoco para extrañarse. Estar comunicados sin sentirse en conexión, pensamientos instantáneos (sin gasto y sin esfuerzo). Abrir un Whatsapp sin olor. Desesperarse al leer "Fulanito está escribiendo" (y no querer esperar). Ansiar una respuesta. Imaginar que tocamos y sentimos. Información sobre emoción. Cuando lo bonito dura temporalmente. Las personas "se comunican" por medio de pantallas; no hay lugar para los matices; las palabras estorban y nacen los malentendidos. La gente se esconde tras los emoticonos. Tener a esa persona al otro lado y enviarle un corazón. Tener a esa persona al otro lado y simplemente, dejar de escribirle, ignorarla. Ser cobarde.

Los tiempos cambian y también lo hacen las personas. Compartir el presente que nos ha tocado vivir no significa dejar de añorar el pasado. Emplear los recursos que tenemos para fluidificar nuestras relaciones y no, para corromperlas. Tener paciencia y comprender que "el que algo quiere, algo le cuesta". Disfrutar de las relaciones fugaces o maravillarse con las relaciones "eternas". Desencantarse del amor pero también volver a enamorarse. Mirar a nuestro alrededor y jamás perder la esperanza; ya que, contra todo pronóstico, el amor puede reinventarse.

1 comentario: