miércoles, 2 de julio de 2014

Celebrar el cambio

"Lo único que permanece constante es el cambio", Heraclito en la Grecia presocrática. "Nada es para siempre", el grupo Cómplices en los 90 (sintonía de aquella serie tan "palera" que, a día de hoy, muchos nos avergonzamos de haber visto). "All good things come to an end", Nelly Furtado en los años 2000 (también en castellano). El mensaje está claro... todo cambia. Hasta aquí, nada que no hayáis escuchado cientos de veces. La cuestión es, por tanto, otra; cómo debemos afrontarlo. Más allá de una perspectiva optimista (ver el vaso medio lleno y todo ese rollo), os propongo algo nuevo; celebrar el cambio.

Para empezar, debo aclarar  que esta idea no me pertenece a mí, ni mucho menos. Se la he copiado a Albert Espinosa, una de las personas más sabias en lo que a afrontar cambios se refiere; un ejemplo de superación, un gurú en materia de emociones. Para aquellos que no hayáis leido "El mundo amarillo" o visto la serie "Pulseras rojas", es necesario que os avance algo (sin ánimo de espoilear), solamente para que compréndais el porqué de este post. Cuando al personaje de Lleó le comunican que han de amputarle una pierna para frenar el avance de su osteosarcoma; este, lejos de deprimirse, decide hacerle una fiesta de despedida. Algo que, en su momento, me pareció tan increíble como admirable. Una historia que me hizo pensar en lo afortunados que somos solo por el hecho de seguir viviendo.

Como seres vivos, el cambio es algo que nos aterra; porque escapa a nuestro control y, por tanto, amenaza nuestra supervivencia. Sin embargo, como seres humanos, asumimos que es algo necesario, que nos ha permitido evolucionar y llegar dónde estamos. Pues bien, son muchos los cambios que acontecen a lo largo de nuestra vida. Citarlos todos es imposible; pero se me ocurren unos cuantos ejemplos que pueden ser motivo de celebración.
Un amigo que se marcha; celebrar que podemos ir a visitarlo y sentir alegría al rencontrarnos (tener la oportunidad de extrañarlo). Un amigo que se queda; celebrar que lo tenemos al lado y disfrutar de sus consejos y su compañía. Una pareja que sale de nuestra vida; celebrar que tenemos más tiempo para conocernos a nosotros mismos. Una pareja que entra en nuestra vida; celebrar que tenemos a alguien con quien compartir ese mismo tiempo. Un trabajo que perdemos; celebrar la posibilidad de encontrar otro mejor. Un trabajo que encontramos; ya es motivo para celebrar. Un país que abandonamos; celebrar todo lo nuevo que tenemos por conocer. Un país en el que nos quedamos; celebrar que, ya solo por eso, somos afortunados.

En todo caso, los cambios sobrevienen en nuestra vida sin que podamos controlarlos (quizás planearlos de algún modo, eso como mucho). Por ello, es importante vivir el día a día, sin obsesionarse con el mañana. El futuro es hoy. Disfrutar de los buenos momentos y salir fortalecido de los malos. Ser receptivo a los cambios y pensar en ellos como oportunidades para progresar y cambiar de vida. Dejar de lamentarse por el pasado y aprender de los errores. Sufrir decepciones sin renunciar a volver a enamorarse. Celebrar el cambio es, en última instancia, celebrar la vida. Yo, lo hago con un corte de pelo y una sonrisa.

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