miércoles, 14 de enero de 2015

Es la mujer, la hembra más extraña del reino animal

Si hay un hecho que siempre me ha llamado la atención, es como las mujeres se esmeran por atraer la atención de los hombres, valiéndose de armas tan conocidas por unas y otros como el maquillaje, los zapatos de tacón o la ropa sugerente. En este aspecto, algunos hombres califican a las mujeres como "vendedoras de humo"; yo creo, hipocresía, pues no dejan de criticar aquello que "deleita sus sentidos". En la mayoría de especies animales, sucede al contrario; son los machos los que deben atraer la atención de las hembras, siendo estos por norma general, físicamente "más bellos" (pensemos en la melena de un león o las plumas de un pavo real).

En el caso del ser humano, barajo dos hipótesis que puedan dar explicación a este comportamiento. En primer lugar, una obviedad, que además, he leido en diversos escritos sobre biología evolutiva. Las mujeres, a diferencia de las demás hembras del reino animal, han desarrollado un ciclo estral oculto; de forma natural, los machos (hombres en este caso) no perciben cuando están sexualmente receptivas. Se hace necesario, por tanto, el hecho de "promocionarse", de mostrar al hombre su disponibilidad y esto lo hacen las mujeres, a través de ítems como el vestuario (entre otras muchas señales). Por otro lado, no debemos olvidar que la proporción de hombres y mujeres en el mundo es aproximadamente de uno por cada siete; y en un mercado tan competitivo, la publicidad resulta fundamental.

Llegados a este punto, quiero exponer mi punto de vista al respecto que, como en anteriores ocasiones, resulta contrario al de los demás. Para empezar, me gustaría matizar algo y es que el hecho de que una mujer "se arregle", se saque el máximo partido y quiera verse guapa me parece fenomenal. No nos olvidemos de que vivimos en un mundo superficial en el que la opinión de los demás, condiciona en gran medida nuestra autoestima y salud mental. Partiendo de esta premisa, evoco una frase de mi querido padre, hablando de conquistas en general y mujeres en particular: "mejor es sugerir que enseñar". No digo tampoco que mi padre sea un sujeto representativo de los hombres, sin más.

En todo caso, soy partidaria de que la mujer se muestre tal y como es, o lo que es lo mismo, "al natural" (hablando de relaciones que pretenda proyectar). En lugar de enseñar "la mejor versión de sí misma" a todos los hombres, reservarla únicamente para ese hombre especial, guardarse un as bajo la manga, la capacidad de "agasajarlo" si fuese ocasión ("me he puesto guapa para ti"). Porque si existe un interés inicial, sin pluses de belleza, es probable que ese hombre busque algo más. En la práctica sería algo así como... "Que me conozca en vaqueros y zapatillas, con la cara lavada, de normal. Si quiere volver a quedar, habrá demostrado ser un hombre especial y entonces, me pondré un vestido, me maquillaré y le intentaré impresionar porque ese hombre, no es como los demás".

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