miércoles, 22 de octubre de 2014

Higia pecoris, salus populi

Cuando estaba en el instituto y la gente me preguntaba qué carrera estudiaría, todo el mundo respondía "Veterinaria?... Y por qué no Medicina?". En ese momento, me di cuenta del menosprecio que existe en la sociedad hacia nuestra profesión. La propia lengua discrimina nuestra ocupación, desterrando el término "Medicina" de la profesión; situándola un plano por debajo de la Medicina Humana (recordemos que en otras lenguas, como el portugués, se habla de "Medicina Veterinaria"). La ciencia que cura a las personas y la ciencia que cura a los animales, situadas al mismo nivel. Unos andan "sobre dos patas"; otros, lo hacen "sobre cuatro"; esa es la diferencia; yo, no encuentro más.

Yo, respeto mucho a los médicos, valoro la función que ejercen en nuestra sociedad (por la cual, se les ha llegado incluso a "endiosar"). Tienen en sus manos la vida de los demás, asumen en la práctica una gran responsabilidad (que suele ser individual). Se enfrentan a conflictos éticos importantes; emplean la psicología "de persona a persona", el tacto o como le queráis llamar (unos más que otros, eso es verdad); una labor de inmensa dificultad. Sin embargo, los médicos se ocupan exclusivamente de una especie, la humana (aunque haya distintas razas; a nivel orgánico es menor la variedad). Lidian únicamente con pacientes (y también con sus familias) y lo más importante, disponen de muchos más recursos en la praxis, algo que facilita increiblemente su labor. Porque dónde hay inversión, hay investigación.

Yo, respeto tanto o más a los veterinarios; soy consciente de la labor que ejercen en nuestra sociedad, cuya importancia se ha llegado a olvidar. Los veterinarios tienen en sus manos la salud de los demás, asumen en la práctica una enorme responsabilidad (colectiva y no, individual, hablando de alimentos en particular). Se enfrentan a conflictos éticos importantísimos (a diferencia de la medicina humana, no es el paciente el que decide, sino el cliente); emplean la psicología "de persona a persona" y "de persona a animal"; otro plus de dificultad. Los veterinarios se ocupan de varias especies y no de una sóla (las hay que tienen cuatro estómagos, increíble es la variedad). Lidian con sus pacientes pero también con sus clientes (que, son a veces obstinados, que les conducen a la desesperación). Y todo lo hacen con recursos limitados. En un establo, con fonendo y termómetro; y "si no compensa", matadero, resignación. En una clínica, con más o menos infraestructura, y si se detecta un cáncer en una mascota, cuidados paleativos, frustración. Porque donde no hay inversión, no hay investigación.

Para concluir, una reflexión personal. La "Medicina Veterinaria" es el amor por la vida en cualquiera de sus formas; el amor por los animales pero también por las personas. Es el cuidado de nuestro sustento, de lo que nos comemos, de lo que nos mantiene vivos, y por supuesto, de las mascotas que tan felices nos hacen. Cuidar de los animales es cuidar de las personas. No lo olvidéis nunca.

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