martes, 23 de septiembre de 2014

Americanadas

Reconozcámoslo; la gran mayoría de nosotros hemos crecido viendo pelis americanas (lo que los críticos denominan “cine comercial” y el populacho llamamos "yankilandia"). Es cierto, que con el tiempo, descubrimos otro tipo de cine; más maduro, con menos efectos y quizás, mejores historias ("cine de autor" para los críticos; para el vulgo, "pelis raras"). En todo caso, las películas americanas (queriendo decir estadounidenses) nos han hecho soñar desde siempre con un determinado modo de vida, el “American Way of life”. Quién en algún momento no ha deseado experimentarlo?

En el instituto, todos hemos querido salir con el capitán del equipo de fútbol o la líder de las "cheerleaders"; que además de guapos, resultan ser buenas personas. Todos hemos querido asistir al baile de fin de curso (el famoso “Prom”), conjuntados con nuestra pareja, emborracharnos con ponche, ser coronados como rey o reina del baile. Todos hemos querido que nuestra “primera vez” fuese perfecta; con esa persona especial (“the one”), junto al mar o en una idílica cabaña. En la universidad, todos hemos querido vivir “juergas salvajes”, compartir habitación con nuestros amigos, hacer locos viajes en coche o echarnos una cabezada en el maravilloso césped del campus. Además, todos hemos querido independizarnos a temprana edad; tener piso propio, trabajar.

Todos, alguna vez, hemos querido parar un taxi en la Gran Manzana o tomarnos un café por la calle. Todos hemos querido llevar la compra en bolsas de papel (con una barra de pan asomando). Todos hemos querido degustar la mantequilla de cacahuete o la “Apple pie”. Todos hemos querido sentarnos en los sofás de sky de la típica cafetería americana y que una camarera nos venga a servir el café a la mesa. Todos hemos querido acudir a una misa góspel, coger el libreto y ponernos a cantar. Todos hemos querido conducir una ranchera o ver pasar una limusina con gente de fiesta. Todos hemos querido visitar el típico bar de carretera, de aspecto siniestro. Todos hemos querido tener una casa en el campo; con avisador, puerta doble y mecedora a la entrada. Todos hemos querido asistir a una fiesta en una azotea, con vistas al "skyline". Todos hemos querido jugar en los casinos de Las Vegas, correr por las playas de Santa Mónica o visitar las “Hollywood Hills”.

Así es como el cine nos ha presentado Estados Unidos, como el país de las oportunidades. En el que los repartidores de periódicos van en bicicleta; en el que las fachadas de las casas se decoran en Navidad; en el que la bandera ondea en cualquier lugar. Muchos pensaréis, sin embargo, que un país donde cualquiera porta un arma, donde existe una "falsa moral" (cierta clase de puritanismo) o donde la pena de muerte es legal, nada tiene que admirar. Quizás sea cierto, pero yo me quedo con "la América ideal". Soñar es eso, soñar.

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