En todos los grupos de chicas, hay una que destaca entre las demás,
la que viene siendo “la guapa” (luego están la simpática, la menos
guapa, la tímida, la “toxo”, etc.). Los chicos desean estar con ella,
cogerla de la mano, hacerle fotos y presumir con los colegas. Las
chicas, por su parte, quieren parecerse a ella, tenerla de amiga,
hacerse fotos juntas y compartir su agitada vida amorosa. Es lo que
tiene la belleza; que atrae.
Primero, en el colegio.
Después, en el instituto y en la universidad; pasando por el trabajo y
la fiesta parroquial. “La guapa del grupo”, una figura que siempre me ha
llamado la atención. Al margen de las envidias que pueda despertar
entre el género femenino, “la guapa del grupo” es, por norma general,
una chica encantadora. Extrovertida, cariñosa con niños y ancianos;
cautiva a todo aquel con el que habla. Comprometida con alguna buena
causa. Se viste a la moda; marca tendencia. Siempre está rodeada de
pretendientes; no se decide por ninguno. Los chicos se ponen nerviosos
cuando le hablan. A su lado, no falta una amiga a la que decirle “no te
ofendas” tras piropearla. Bendita sutileza la suya.
A
mí, me gusta ir más allá de lo superficial; por eso, la he observado a
lo largo de los años, en distintas fases de mi vida, esforzándome en
conocerla. “La guapa del grupo”, injustamente juzgada, “cosificada” en
ocasiones; mucho más que una cara bonita. Al margen del deseo que pueda
despertar entre el género masculino; “la guapa del grupo” es, por norma
general, una chica insegura. Preocupada por la imagen que los demás
tienen de ella; dedica mucho tiempo a autoevaluarse, se exige demasiado,
se siente insatisfecha. A veces, incomprendida. No suele ser afortunada
en el amor. A pesar de estar rodeada de gente, se siente sola en muchas
ocasiones. Maldita belleza la suya.
A modo de
conclusión, un descubrimiento propio; obviamente, hay excepciones (esto
es, guapas y tontas, o como dicen los ingleses, “bimbo girls”) que
confirman la regla. A “la guapa del grupo” es imposible odiarla; más
bien todo lo contrario, es muy fácil quererla. Si somos capaces de ver
más allá de la belleza física; descubrimos su verdadera belleza, la
interior. Saber lo que los chicos piensan de ella y lo que ella piensa
de sí misma; ventajas de ser la simpática.
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